La lucha por la igualdad no es algo solo de un día, la lucha contra el machismo instaurado en la sociedad no se puede vencer en un día. Hoy, Día Internacional de la Mujer, tiene un carácter reivindicativo y a la vez conmemorativo, pero esta batalla no se queda aquí, es un largo camino que se ha venido construyendo con el esfuerzo de mujeres y hombres que han luchado por la justicia y dignidad de nuestra sociedad.
Que la igualdad entre hombres y mujeres aún no es una realidad está patente en todas las esferas de nuestra vida cotidiana. Es la mujer la que carga, en la mayoría de los casos, con el cuidado de niños y ancianos; es la mujer la que tiene que trabajar más días al año para conseguir igualar el salario del un hombre, al ritmo actual la brecha salarial tardará décadas en desaparecer; es la mujer la que tiene que justificar sus decisiones sobre la maternidad; es la mujer la que sufre la explotación sexual; es la mujer la que tiene dificultades para acceder a la educación en países menos desarrollas; es la mujer la que sufre en un amplio porcentaje acoso en el trabajo; es la mujer la que sufre violencia de género, la que muere a manos de su pareja; es la mujer la que convive diariamente con el machismo y con los micromachismos.
Y precisamente sobre esto último es de lo que quería hablar, de los machismos y de los mal llamados micromachismos. En mi opinión los micromachismos no existen, solamente existe el machismo. Cuando se habla de micromachismo
Hace una semana conmemorábamos el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Este simple hecho es una muestra más de que en la actualidad sigue sin haber igualdad entre hombre y mujeres. Y en el terreno laboral menos todavía. El origen del día de la mujer está asociado a la defensa de sus derechos y libertades básicos. Desde reclamar unas jornadas de trabajo dignas con unas horas razonables hasta pedir el sufragio universal. Pero ¿en la actualidad podemos pensar que ya tenemos todo esto y que ya no hace falta ese día?
No.
No, cuando la el trabajo que desempeña una mujer en el mismo puesto que un hombre no está igual de remunerado. La brecha salarial entre mujeres y hombres está en España en un 20%. Si para un mismo puesto un hombre gana 1.000 € una mujer ganaría 800 €. Esta brecha está por encima de la media europea que se sitúa en un 15%. Y es aún mayor en el empleo a tiempo parcial que a jornada completa.
No, cuando no hay igualdad en los puestos dirigentes.
No, cuando una mujer tiene más trabas que un hombre para ejercer su maternidad. La tasa de mujeres que trabajan a media jornada es de un 80% respecto a los hombres, en gran medida se debe a que además de su jornada laboral debe ejercer como ama de casa, madre, y otras tantas cosas no remuneradas. Una mujer en el año 2012 sigue encontrando trabas a la hora de conjugar su embarazo y maternidad con su carrera profesional.
No, cuando seguimos teniendo víctimas de violencia de género. La violencia machista es una de las grandes lacras sociales. Las cifras hablan por si solas: 2007: 71 mujeres asesinadas; 2008: 84 mujeres asesinadas; 2009: 68 mujeres asesinadas; 2010: 85 mujeres asesinadas; 2011: 67 mujeres asesinadas; y en lo que llevamos de 2012: 9 solo en España en lo que va de año.
Todo esto muestra todo el camino que nos queda por recorrer. Una trayectoria quizá más corta que cuando empezamos el viaje, pero con gran trecho por delante todavía. Por eso ni un paso atrás. Sin renunciar ni a uno solo de nuestros derechos adquiridos.
Pero, como con todo, no deja de aparecer quien se las da de muy progre, y tacha estas reivindicaciones de horteradas o catetadas de mal gusto. Alegan incluso que no hacen por la igualdad. Bien, sería necesario que llegase el día en el que esto sea un sinsentido, pero hoy no lo es.