Hoy día 18 de enero es, según una ecuación matemática, el día más triste del año. Generalmente se atribuye este cuestionable mérito al tercer lunes de enero, aunque también puede hacerse al segundo o al cuarto, aquí seguro hay quien piensa que todos los lunes son tristes. La fecha se calcula mediante una ecuación en la que se ponen en juego factores como las condiciones climáticas, el fin de las Navidades y periodos festivos, la cuesta de enero, la frustración por no cumplir con los propósitos de año nuevo y la desmotivación.
El ya famoso Blue Monday fue calculado por el profesor de la Universidad de Cardiff, Cliff Arnald para ayudar a la agencia de viajes Sky Travel a analizar cuando la gente hacía más reservas. Así que fue como parte de una campaña publicitaria
Desde hace unos días estamos viendo cómo las redes sociales se inundaban con un vídeo de un supuesto experimento artístico, en el que veíamos las reacciones de 20 desconocidos ante su primer beso. El vídeo First Kiss, publicado en el canal Youtube de su directora, Tatia Pllieva, hace tres días ya ha conseguido 37.645.947 visualizaciones. Este es otro caso de éxito de marketing viral. El mensaje era claro: We asked twenty strangers to kiss for the first time…; el vídeo: sencillo solamente los dos protagonistas sin más añadidos, únicamente las emociones y reacciones de ese primer instante con un desconocido.
En el anuncio no aparece la marca que lo patrocina, se trata de un spot de la firma de ropa Wren, pero alejándose de los cánones de publicidad convencional y así llegando a muchísima más gente de lo que lo haría un anuncio clásico y a un coste bastante inferior. Y sobre todo siendo el público objetivo de la marca el que lo comparte con sus contactos.
[youtube http://www.youtube.com/watch?v=IpbDHxCV29A])
Los naming rights son una forma de marketing emergente en nuestro país que consiste en asociar el nombre de una marca al de un espacio ya sea público o privado. Por ejemplo de esto lo veríamos en Hollywood con el Dolby Theatre que anteriormente era el Kodak Theatre. Una marca pone su nombre, bien añadiéndolo al original o bien modificándolo, por un periodo de tiempo, que puede ir desde unos años hasta 20 para teatros o estadios o incluso más extensa en instalaciones de mayor escala. Lo que caracteriza al naming rights es que el comprador adquiere una propiedad publicitaria para promocionar sus productor y aumentar su cuota de mercado. Aunque también conlleva grandes riesgos al vincularse a una marca, cualquier escándalo puede afectar al espacio.
Cuando no se trata de espacios públicos es legítimo, pero cuando no son instalaciones privadas puede surgir el dilema de vender espacios de todos, y si es legítimo ceder los derechos de ese lugar a una empresa privada. En el caso de que un estadio lleve añadido el nombre de otra empresa no hay dilemas ninguno, puesto que son transacciones entre dos entes privados. El conflicto estaría cuando la administración pública cede, por supuesto a cambio de una transacción económica, un espacio para que una empresa se anuncie durante años. En España se está empezando a ver cada vez con mayor frecuencia. Por ejemplo la estación de Metro de Sol de Madrid ahora se llama Sol Vodafone.
En este sentido José María García del Monte califica, de «un capricho, una acción grotesca que desacredita a la institución y a la empresa que lo utiliza», y afirma que «la clase política no debe ni puede mercantilizar el espacio público; la estación de Sol se seguirá llamando así porque la sociedad la llama así y no cómo quieren los políticos. Esta noción que tienen los gobernantes de que todo es comercializable, sobre todo lo de los demás, y como el colectivo no es nadie, pues disponen de ello a su gusto».
Blanca Muñoz, profesora de cultura de masas y teoría sociológica de la Universidas Carlos III también se muestra contraria a la venta de espacios públicos: «Lo de Metro es penoso; más aún, por ser una de las estaciones más emblemáticas de uno de los metros más antiguos. En este momento, con la excusa de la crisis, la boa constrictora del capitalismo se va comiendo todo y todo le parece poco. Una expansión sin límite de lo privado sobre lo público e incluso de lo histórico. ¿Acabarán convirtiendo el Museo del Prado en un anuncio?».
Ante esto una reflexión: ¿todo está en venta para el mejor postor o hay límites que las administraciones deben mantener?
Que los Oscar tenga patrocinadores no es novedad ninguna, es algo obvio. Pero sí al menos curiosa la estrategia de Samsung que introdujo su Galaxy Note 3 en plena ceremonia. Según The Wall Street Journal la empresa habría invertido unos 20 millones de dólares para emitir anuncios durante los descansos de los premios de la Academia, pero parece ser que también para que se introdujera su producto durante la ceremonia en sí.
La forma de hacerlo fue mediante el teléfono con el que jugaba la presentadora de los Oscar, Ellen DeGeneres, un Samsung Galaxy Note 3. La presentadora ya había manifestado su intención de hacer «selfies» durante la ceremonia así que se aprovechó para publicitar el producto de Samsung. Incluso a DeGeneres se le enseñó a usar el producto.
La publicidad por emplazamiento (colocar los productos de una determinada marca dentro de un acto o una serie) no es una técnica de marketing nueva, pero sí está tomando fuerza y es eficaz. En este caso se unió la idea de hacer un «selfi» y querer ser el tuit más retuiteado de la historia para de paso publicitar el producto.
Como dato curioso
Hace unos días os hablaba del nuevo giro de la publicidad con las redes sociales y que en marketing se habla actualmente de cuatro tipos: marketing viral o encubierto, de eso iba el anterior post; marketing relacional; marketing de contenidos; y marketing de guerrilla, que es el que voy a analizar en este post.
El marketing de guerrilla busca el máximo impacto con el mínimo coste, para ello las campañas requieren de un gran ingenio y creatividad. Los medios en los que se lanzan tampoco son los convencionales (televisión, prensa y radio) sino que son otros escenarios tales como Internet, vídeos, webs, actuaciones en espacios públicos como los flash mobs, cadenas a través de correos electrónicos, etc.
Su objetivo es llegar al público de una forma diferente y que le impacte. Se trata de hacer publicidad sin que parezca publicidad. Las redes sociales permiten que el marketing de guerrilla llegue a su público objetivo y potenciales clientes, cuanto mayor impacto tenga más «fans» conseguirá y por lo tanto a más gente llegarán sus campañas.
¿El marketing de guerrilla es algo novedoso y exclusivamente aplicado a las nuevas tecnologías? No. Ya en 1929 Edward Bernays filtró a la prensa que durante una manifestación feminista se iban a encender las antorchas de la libertad. Cuando la prensa llegó las modelos contratadas por Bernays encendieron cada una un cigarrillo de Lucky Strike. Por aquel entonces era un tabú que una mujer fumase en público por eso las fotos salieron en todos los diarios, con lo que la campaña de marketing de Lucky fue un éxito.
En este enlace podrás ver 100 ejemplos de marketing de guerrilla como esta:
Y ya dentro de las actuaciones llevadas a cabo por actores en espacios públicos tenemos otra multitud de ejemplos:
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Esta pretendía promocionar viajes para ir a ver los San Fermines, para ello de vistieron con los atuendos típicos y con toros incluidos se pasearon por toda Murcia. Más efectivo que carteles u otro tipo de publicidad y a un coste menor.
[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=qMOuF8oskRU&w=560&h=315]
O este otro ce Coca cola.
En ambos casos además de momento en cuestión garantizan una viralidad por las redes sociales que no lo tendría la publicidad convencional.
Estás viendo un emotivo vídeo que ha compartido un amigo en Facebook, te emociona porque apela a sentimientos universales, te tocan la fibra sensible. Dices «qué bonito, voy a compartirlo», pero.. ¡zas! sin quererlo estás contribuyendo a la campaña de marketing de una empresa. Todos hemos visto tras un bonito vídeo el logotipo de una marca, y nos han colado la publicidad sin que pareciera publicidad . Esto es lo que se llama marketing viral o también marketing encubierto.
Pero al margen de verlo como que nos han colado la publicidad sin darnos cuenta es una de las estrategias de marketing que surgen tras el auge de las redes sociales. Lo convencional ya no nos sirve, hay que reinventarse. Esto lo veía en un cursillo que estoy haciendo sobre Marketing Online. Se dan cuatro tipos: Marketing relacional, que surge del nacimiento de las redes sociales , a través de ellas las empresas podrán dar información de sus productos, darlos a conocer, es importante el cambio de mentalidad e involucrarse y escuchar al cliente; Marketing de guerrilla, se trata de causar el mayor impacto con el menor coste posible, se caracteriza por estrategias innovadoras e ingeniosas (más adelante pondré algunos ejemplos), también trata de hacer publicidad sin que parezca publicidad; Marketing de contenidos, trata de dar información de calidad mediante distintos cauces (webs, blogs, redes sociales…); y por último del que quiero hablar en este post el Marketing viral.
El objetivo del marketing viral es general visibilidad de una marca mediante campañas de publicidad que capten la atención de los usuarios, que sean estos mismo usuarios los que los comenten y compartan. Las redes sociales son el escenario perfecto para esta viralidad, por esto este tipo de publicidad tiene más impacto en Internet que en la televisión. Como decía al comienzo se trata de hacer publicidad sin que parezca publicidad. La forma más frecuente es crear un vídeo, siempre emotivo y que impacte en el espectador, que no lo deje indiferente, y que ese vídeo sea distribuido por los propios consumidores o potenciales consumidores. El coste económico es inferior a la mayoría de campañas, y su éxito radica en que los usuarios lo comentan y comparten.
Ejemplos de este tipo no cuesta mucho encontrar, en la memoria de todos seguro que está el spot que lanzó Campofrio en 2012, El curriculum de todos:
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El vídeo trata de sacar el lado bueno del país, lo bueno que tenemos y que hemos conseguido (aunque permíteme que dude que algunas de las cosas que alegan sean positivas). Para tocar la fibra empiezan con un personaje querido y conocido por varias generaciones, luego entre las cosas que destacan seguro que te sientes orgulloso de varias. En todo el vídeo no aparece nada que haga referencia a ser de una empresa de embutidos, hasta el final. Pero cuando llegas al final ya has dicho eso de «¡qué bonito!». Este spot ha sido compartido más por reces sociales que visionados en televisión, pero la gran ventaja es que tú has querido verlo y tú has querido que tus amigos lo vean y lo ha compartido.
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Campofrio parece que le ha tomado la medida a estos anuncios y en 2013 sacó otro muy parecido, hablando igual de lo mal que va España pero agarrándose a lo positivo que tenemos. Seguro que alguna de las 1.800 personas que la empresa mandó a la calle se alegran de verlo, o le encuentran el lado positivo. Eso da igual. lo importante es que has creado un anuncio hablando de las bondades de los españoles, en las que sus productos poco aparecen. ¿Son un éxito? sin duda, muchos son los anuncios que vemos a diarios pero muy pocos los que gozan de la viralidad que los populariza.
Por último para ilustrar el marketing viral os dejo esta emotiva campaña, que además de crear un vídeo crearon